sábado, 20 de agosto de 2011

Perdernos para encontrarnos

El espacio interior también aflora cuando renunciamos a la necesidad de enfatizar nuestra identidad con la forma. Esa necesidad le pertenece al ego y no es una necesidad verdadera. Ya hicimos una breve alusión a esto. Cada vez que renunciamos a uno de esos patrones de comportamiento permitimos que aflore el espacio interior. Somos más auténticos. Para el ego, parecerá como si estuviéramos perdidos, pero en realidad sucede todo lo contrario. Jesús nos enseño que debemos perdernos para encontrarnos. Cada vez que renunciamos a uno de esos patrones, restamos peso a lo que somos en el nivel de la forma y nuestro verdadero ser se manifiesta más plenamente. Nos empequeñecemos para engrandecernos.
A continuación aparecen algunas de las formas como las personas tratan de enfatizar su identidad con la forma, aunque inconscientemente. Si nos mantenemos en estado de alerta, podremos detectar algunos de esos patrones inconscientes en nosotros mismos: exigir reconocimiento por algo que hicimos y molestarnos o enojarnos al no recibirlo; tratar de llamar la atención hablando de nuestros problemas o de nuestra enfermedad, o haciendo una escena; dar una opinión cuando nadie la ha pedido y no contribuye en lo absoluto a la situación; preocuparnos más por la opinión que el otro tenga de nosotros, que por la otra persona, es decir, utilizar a los demás para reflejar nuestro ego o fortalecerlo; tratar de impresionar a los demás con nuestras posesiones, conocimiento, aspecto físico, posición social, fortaleza física, etcétera; reforzar momentáneamente al ego a través de una reacción airada contra algo o alguien; tomarnos las cosas a pecho, sentirnos ofendidos; reafirmar que tenemos la razón y que los otros están equivocados a través de quejas mentales o verbales inútiles; mostrarnos importantes o aparentar que lo somos.
Una vez detectado ese patrón interior, conviene hacer un experimento. Averigüe cómo se siente y qué sucede cuando renuncie a ese patrón.
Sencillamente abandónelo y vea qué sucede.
Otra manera de generar conciencia es restarle peso a lo que somos en el nivel de la forma. Descubra el poder enorme que fluye desde su interior para proyectarse sobre el mundo una vez que logre restarle peso a su identidad con la forma.
- Fuente del artículo http://www.articulo.org/9701/edelaossa

martes, 16 de agosto de 2011

¿Tú de qué eres esclavo?

¿De las heridas que recibiste cuando eras pequeño?,¿de tus traumas de la infancia?, ¿de lo que alguien más decidió que fueras?, ¿de una relación que no te satisface?, ¿de un trabajo que no disfrutas?, ¿de la rutina de tu vida?
¡Ya libérate! ¡tira ya ese costal que llevas en la espalda en el guardas el resentimiento, el rencor y la culpa. Deja ya de culpar a otros y a tu pasado por lo que no marcha bien en tu vida. Cada día tienes la oportunidad de empezar otra vez. Cada mañana, al abrir los ojos, naces de nuevo, recibes otra oportunidad para cambiar lo que no te gusta y para mejorar tu vida. La responsabilidad es toda tuya. Tu felicidad no depende de tus padres, de tu pareja, de tus amigos, de tu pasado, depende solo de ti.
¿Qué es lo que te tiene paralizado?, ¿el miedo al rechazo?, ¿al éxito?, ¿al fracaso?, ¿al que dirán?, ¿a la crítica?, ¿a cometer errores?, ¿a estar solo? ¡Rompe ya las cadenas que tu mismo te has impuesto! A lo único que le debes tener miedo es a no ser tú mismo, a dejar pasar tu vida sin hacer lo que quieres, a desaprovechar esta oportunidad de mostrarte a otros, de decir lo que piensas, de compartir lo que tienes. Tú eres parte de la vida y como todos, puedes caminar con la frente en alto.
Los errores del pasado ya han sido olvidados y los errores del futuro serán perdonados. Date cuenta de que nadie lleva un registro de tus faltas, solo tú mismo. Ese juez que te reprocha, ese verdugo que te castiga, ese mal amigo que siempre te critica, ¡eres tú mismo! Ya déjate en paz, ya perdónate, sólo tú puedes lograrlo. ¿Cuándo vas a demostrar tu amor a tus seres queridos?, ¿Cuándo te queden unos minutos de vida?, ¿Cuándo les queden a ellos unos minutos de vida? El amor que no demuestres hoy, se perderá para siempre. Recuerda que la vida es tan corta y tan frágil que no tenemos tiempo que perder en rencores y estúpidas discusiones. Hoy es el día de perdonar las ofensas del pasado y de arreglar las viejas rencillas. Entrégate a los que amas sin esperar cambiarlos, acéptalos tal como son y respeta el don más valioso que han recibido: Su libertad. Disfruta de tus relaciones sin hacer dramas.
Si pretendes que todos hagan lo que tú quieres o que sean como tú has decidido, si pretendes controlar a los que te rodean, llenarás tu vida de conflicto. Permite a otros que tomen sus propias decisiones como has de tomar las tuyas, tratando siempre de lograr lo que es mejor para todos. Así podrás llenar tu vida de armonía. Y por último, ¿Qué estás esperando para empezar a disfrutar de tu vida? ¿Que se arreglen todos tus problemas?, ¿Que se te quiten todos tus traumas?, ¿Que por fin alguien reconozca tu valía?, ¿Que llegue el amor de tu vida?, ¿Que regrese el se fue?, ¿Que todo te salga como tú quieres?, ¿Que se acabe la crisis económica?, ¿Que te suceda un milagro?, ¿Que por arte de magia todo sea hermoso y perfecto? ¡Despierta ya hermano!, ¡Despierta ya hermana!, ¡Esta es la vida! La vida no es lo que sucede cuando todos tus planes se cumplen, ni lo que pasará cuado tengas eso que tanto deseas.
La vida es lo que está pasando en este preciso instante. Tú vida en este momento es leer este párrafo, donde quiera que lo estés haciendo y con las circunstancias que te rodean ahora. En este momento tu corazón lleva sangre a todas las células de tu cuerpo y tus pulmones llevan oxígeno a donde se necesita. En este momento algo que no podemos comprender, te mantiene vivo y te permite, ver, pensar, expresarte, moverte, reír, ¡hasta llorar si quieres! No te acostumbres a la vida, no te acostumbres a despertar todos los días y estar aburrido, o malhumorado, o preocupado. Abre tus ojos y agradece todas las bendiciones que puedes ver, agradece tu capacidad de oír el canto de los pájaros, tu música preferida, la risa de tus hijitos. Pon tus manos en tu pecho y siente tu corazón latir con fuerza diciéndote: “Estás vivo, estás vivo, estás vivo”. Yo se que la vida no es perfecta, que está llena de situaciones difíciles.
Tal vez, así es como se supone que sea. Tal vez por eso se te han brindado todas las herramientas que necesitas para enfrentarla: Una gran fortaleza que te permite soportar las pérdidas, la libertad de elegir como reaccionar ante lo que sucede, el amor y el apoyo de tus seres queridos. Se también que tú no eres perfecto, nadie lo es. Y sin embargo, millones de circunstancias se han reunido para que existas. Fuiste formado a partir de un diseño maravilloso y compartes con toda la humanidad sus virtudes y defectos. Así está escrito en tus genes, en los genes de todos los seres humanos que han existido y en todos los que existirán.
Tus pasiones, tus miedos, tus heridas, tus debilidades, tus secretos y tu agresión, los compartes con todos tus hermanos. ¡Bienvenido a la raza humana! Esos supuestos defectos son parte de tu libertad, parte de tu humanidad. Si te preguntas ¿Quién soy yo para decirte todo esto? Te contestaré que no soy nadie, soy simplemente una versión diferente de lo que tú eres. Otro ser humano más entre miles de millones, pero uno que ha decidido ser libre y recuperar todo el poder de su vida.
Fuente: http://www.articuloz.com

lunes, 1 de agosto de 2011

Claves para mantener el equilibrio emocional

1. No te indentifiques con tus preocupaciones. Piensa que son mas cavilaciones estériles que reflexiones útiles. Las preocupaciones son errores de enfoque, así que conviene no dejarse engañar por ellas. Amplia tu foco e incorporar todas las posibilidades y oportunidades de que dispones.
2. Calibra de una manera realista tus inquietudes.A veces un problema nos secuestra emocionalmente como si en ellos nos fuera la vida. Acostumbrate a medirlo de 0 a 100. La mayoria de nuestras preocupaciones se situan entre 0 y 20. Asi e ocuparas de ellas, pero en un ambiente mas distendido y sin las imprensionde que se trata de un asunto gravisimo.
3. No te dejes llevar por tus necesidades de controlarlo todo. Es una tarea que nunca se acaba, porque detras detras de cada asunto surge otro. La necesidad de control te condena a estar permanentemente desbordado y a ser presa facil de las ansiedad. Acepta que hay muchas cosas siguen su rumbo y muchas personas a tu alrededor con sus propias cotas de responsabilidad. Aprende a delegar y a sentirte còmodo en cuando el proceso esta aun sin acabar. Deshazarte de la impaciencia.
4. Acepta que no eres omnipotente. Hay muchas cosas que jamas podras hacer. ¿Triste?. Puede que tu tristeza te dolera menos que toda la tension de las quimeras imposibles. Y ser mucho mas fecunda, porque que asi la dedicaras tu energia a todo eso que si depende de ti.
5. Aprende a sentirte comodo en la incertitumbre. No tienes todas las respuestas, y nunca las tendras. Muchas llegaran a su debido momento. Y otras quiza no lleguen nunca. Pero la bueno noticia es que no necesitas saberlo todo para vivir.Lo que necesitas para vivir es aprender a aceptar los ritmos de la vida y a desarrollar la confianza en ti y en la vida.
6. Aprender a aceptar los problemas. Toda tu vida va estar llena de problemas. Si no te gusta ese nombre, puedes cambiarselo: toda tu vida va estar llena de retos, de lecciones. Todo esta en movimiento, las situaciones son cambiantes, y lo mejor que puedes hacer es desarrollar una buena capacdad de adaptacion. Los problemas no son mas que ejercicios de aprendizaje que te ayudan a crecer.
7. Admite que las adversidad existe. A veces las situaciones de tu vida no seran como te gustaria, y tendras la impresion de que todo te llega a contradirección. Forma parte de la vida.La otra parte es que, a veces, todo te resulta favorable. Deja a un lado la pregunta victimisma “¿Porque que a mi?. Porque forma parte de la experiencia humana. Deja que la adversidad que sufres te conecte con la adversidad que sufre el resto del mundo. Desarrollaras compasion humildad y sabiduría.

Por Mara Reims