viernes, 1 de diciembre de 2017

5 técnicas de la Gestalt para favorecer tu crecimiento personal


Mujer acercándose a un hombre con corazón en la cabeza                                                                                       






Las técnicas de la Gestalt nos ayudan a centrarnos en nuestro presente para favorecer la autorrealización y una toma de decisiones más acertada, además de permitirnos crecer a nivel personal de un modo más libre y congruente con nuestras necesidades. Todos tenemos pleno derecho a construir el tipo de realidad que deseamos, y este enfoque -con claras influencias humanistas- nos invita a ello.

Decía Frtitz Perls, precursor de la terapia Gestalt, que nuestra principal angustia como seres humanos es la brecha que nosotros mismos abrimos entre el ahora y el después. A veces, nuestra mente va más rápido que la vida y anticipamos cosas, nos obsesionamos en aspectos que no han sucedido, y casi sin darnos cuenta nos impregnamos de miedos, de ansiedad y de muchas otras fragancias que se convierten en una abrupta montaña sembrada de sufrimiento.


“No empujes el río, este fluye por sí mismo”
-Fritz Perls-

Así, uno de los fines de las técnicas de la Gestalt es permitirnos comprender nuestros problemas de un modo global, más unificado; por partes, pero como un todo. De este modo, y más que preocuparnos en saber por qué ha ocurrido tal cosa o qué ha provocado ese evento en concreto, esta perspectiva nos propone centrarnos en entender “cómo nos afectan” el conjunto de dichas circunstancias.

Todo ello nos anima a comprender que la idea que podamos tener del pasado o del futuro se debe más bien a cómo vivimos el presente. Las técnicas de la Gestalt tienen por tanto este y otros propósitos con los cuales favorecer nuestro crecimiento personal, ayudándonos además a tomar conciencia de lo que somos, de lo que sentimos y necesitamos… actuando después con responsabilidad.

Técnicas de la Gestalt para favorecer el crecimiento personal

Las técnicas de la psicoterapia gestáltica giran, en su mayor parte, en torno a lo que Fritz Perls llamó en su momento “reglas y juegos”. ¿Qué queremos decir con esto? Que muchas de estas estrategias -dinámicas, muy originales y variadas que en esencia- intentan hacernos más conscientes de nuestro mundo para vencer las resistencias y facilitar a su vez nuestro proceso de maduración.

Veamos algunos ejemplos de dichas técnicas.

1. Asuntos pendientes

Los asuntos pendientes hacen referencia a esos hechos del pasado que afectan a nuestro presente. Son emociones no gestionadas, sentimientos atascados, nudos personales que nos quitan vitalidad en el aquí y ahora. Según la Gestalt, todos nosotros tenemos asuntos pendientes con amigos, con familiares, exparejas, e incluso personas que ya no están con nosotros.
Lejos de eludirlos, debemos ser capaces de sacar a la luz esas emociones para dejar de apegarnos al sufrimiento, a la pérdida o incluso al resentimiento.
Para ello podemos llevar a cabo una simulación, un proceso mental de reencuentro, afrontamiento y despedida.
Podemos evocar mentalmente a la persona y expresarle aquello que necesitamos decirle. Desnudaremos las penas, airearemos los desconsuelos, las faltas o incluso el rencor. Una vez expuesto y reconocido, los dejaremos ir. Cerraremos el círculo para avanzar.

2. Técnica del diálogo: silla vacía

A muchos les sonará esta técnica, es conocida, suele ser útil y representa muy bien la esencia de la Gestalt. Ahora bien, a veces se usa para favorecer encuentros y proyecciones imaginarias de otras personas, intentando favorecer así procesos de duelo o resolver traumas.

Sin embargo, dentro del campo del crecimiento personal se usa también con otro fin: generar un diálogo interno donde queden escenificados “nuestros opuestos”. Por ejemplo, podemos promover un diálogo con nosotros mismos donde aparezca por un lado ese estímulo que nos produce malestar y en el otro, esa parte que desea hacerle frente para tener una vida más productiva, libre y receptiva. Este sería un modo:
Me noto cada día más cansado y sin fuerzas.
Ya estás quitándome fuerzas otra vez, ocupas demasiado espacio en mi vida. Dime qué te pasa.
No me gusto a mí mismo, pienso que la vida que llevo no es la que me gusta.
Entonces en vez de quejarte durante todo el tiempo dime qué harías para sentirte mejor.

3. Me hago responsable

Otra de las técnicas de la Gestalt que nos puede ser de utilidad en el día a día es el juego de “hacerse responsable”. En apariencia resulta sencillo, pero lo que requiere por encima de todo es compromiso. La finalidad es permitir que seamos más conscientes de lo que ocurre en nuestro interior, que lo percibamos, lo aceptemos y que a su vez propiciemos una conducta más activa en torno al cambio. 

Este sería un pequeño ejemplo.
“Me doy cuenta de que me duele la cabeza y el estómago, sé que le doy muchas vueltas a las cosas y que sufro estrés. Me hago responsable de ello y asumo que debo cambiar cosas”.
“Me doy cuenta de que tengo una buena voz. Me hago responsable de ella para ser sincero, para hablar sin miedo, para respetar y respetarme…”

4. Practicar el continuo de la conciencia

Dentro de la psicología de la gestalt es esencial que el terapeuta tome contacto con el “cómo” de la experiencia de la persona más que en el “por qué”. Se necesita entender cómo el paciente afronta los problemas, cómo los vive, cómo los siente y los interioriza… Para ello, hay que abrir un espacio en el que será posible identificar cuáles son sus emociones y sensaciones presentes, mediante preguntas, tales como “dime qué sientes”, “dime dónde lo sientes”, “explícame que notas en el aquí y ahora”…

También nosotros podemos llevar a cabo a nivel personal esta técnica donde practicar ese continuo de la conciencia haciendo presentes cada sensación, pensamiento y sentimiento. Lejos de pasarlos por alto o interiorizarlos, saquémoslos a la luz, tengámoslos presentes…

“Si te sientes convencido de algo, dilo. Expón tu verdadero yo. Siente lo que dices”
-Fritz Perls-

5. Transforma las preguntas en afirmaciones

Esta es otra de las técnicas de la Gestalt que nos puede parecer muy simple en apariencia, pero que encierra una utilidad terapéutica muy valiosa: nos ayuda declarar realidades internas y a movilizar recursos. ¿Cómo hacerlo? Muy sencillo. Todos hemos tenido uno de esos días los que al llegar a casa nos decimos a nosotros mismos: “Pero, ¿por qué me siento así? ¿Por qué me siento tan desesperanzado y sin fuerzas?”.

La Gestalt nos propone lo siguiente: convertir preguntas en auto-afirmaciones. Veamos algunos ejemplos.
¿Por qué hoy me siento tan mal?⇔ Hoy me siento mal, voy a hacerlo posible para cambiar esta sensación y que mañana sea un día mejor.
¿Por qué tengo la sensación de que mi pareja está cada día más distante?⇔ Mi pareja está distante, voy a preguntarle si hay algún problema.

Para concluir, como hemos podido ver las técnicas de las Gestalt son tan originales como funcionales a la hora de permitirnos tomar contacto con nuestras necesidades. Asimismo, nos invitan a responsabilizarnos, a ser valientes con lo que sentimos y actuar en consecuencia para favorecer nuestro avance, nuestra maduración personal.

Pongamos estas estrategias en práctica, los beneficios son indudables.


 Por Valeria Sabater
psicóloga y escritora