SOLOS NOS ENCADENAMOS A LAS SITUACIONES, NADA NI NADIE NOS PERSIGUE PARA QUE SEAMOS SUS PRESOS O SUS CÓMPLICES.
Así es, las jaulas son imaginarias, construidas por nosotros mismos, meticulosamente. Nadie nos podrá quitar la libertad, esa es una ley contundente. La prueba más fuerte consiste en dejar de ser esclavos de la vida, las circunstancias o las personas.
Permitámonos ver que nosotros solitos nos encadenamos a las situaciones, nada ni nadie nos persigue para que seamos sus presas o sus cómplices. Y, lo más hermoso y fuerte, se encierra en la tarea de darnos cuenta de que estemos en el lugar que estemos la libertad nadie nos la podrá arrebatar.
Existen seres que están “encerrados“en espacios diminutos que son más libres que aquellos que están sueltos por la vida, paradoja inexplicable, ¿no lo creen? Así es que ¿por qué no comenzamos a deshacernos de las cadenas que nos oprimen? Haciendo conciencia de que tenemos el derecho de ser libres, en todos los sentidos. Es más, si lo desmenuzamos bien, llegaremos a la conclusión de que la libertad es de los pocos derechos que tenemos desde que llegamos como energía a este planeta.
El problema radica en que nos engañan constantemente haciéndonos creer que pertenecemos a un clan, a una familia, a un país, que tenemos una nacionalidad, un sexo, una clase social y de ahí se derivan una serie de reglas acerca de cómo debemos de comportarnos por ser o pertenecer a ciertos círculos, cuando en realidad sólo nos pertenecemos a nosotros mismos.
Exploremos, pues, la expansión del ser y el pertenecernos de una manera total. Volemos lo más alto que podamos y sigamos, tan sólo, las reglas de nuestro propio corazón.Valoremos día con día nuestra hermosa libertad y el bellísimo privilegio de poder ejercerla, luminosamente, dejando de ser prisioneros de la vida, entrando en la sublime transición de ser personas completas e individuales, únicas e irrepetibles, libres
Publicada por Xandra Orive