viernes, 25 de noviembre de 2011

Una buena lección

Un estudiante universitario salió un día a dar un paseo con … un profesor, a quien los alumnos consideraban su amigo debido a su bondad para quienes seguían sus instrucciones. Mientras caminaban, vieron en el camino un par de zapatos viejos y supusieron que pertenecían a un anciano que trabajaba en el campo de al lado y que estaba por terminar sus labores diarias.
El alumno dijo al profesor:
Hagámosle una broma. Escondamos los zapatos y ocultémonos detrás de esos arbustos para ver su cara cuando no los encuentre.
Mi querido amigo —le dijo el profesor— nunca tenemos que divertirnos a expensas de los pobres. Tú eres rico y puedes darle una alegría a este hombre. Coloca una moneda en cada zapato y luego nos ocultaremos para ver cómo reacciona cuando las encuentre.
Eso hizo y ambos se ocultaron entre los arbustos cercanos. El hombre pobre terminó sus tareas y cruzó el terreno en busca de sus zapatos y su abrigo. Al ponerse el abrigo deslizó el pie en el zapato, pero al sentir algo adentro se agachó para ver qué era y encontró la moneda. Pasmado se preguntó qué podía haber pasado. Miró la moneda, le dio vuelta y la volvió a mirar. Luego miró a su alrededor, para todos lados, pero no se veía a nadie. La guardó en el bolsillo y se puso el otro zapato; su sorpresa fue doble al encontrar la otra moneda.
Sus sentimientos lo sobrecogieron. Cayó de rodillas y levantó la vista al cielo pronunciando un ferviente agradecimiento en voz alta hablando de su esposa enferma y sin ayuda y de sus hijos que no tenían pan y que debido a una mano desconocida no morirían de hambre.
El estudiante quedó profundamente afectado y se le llenaron los ojos de lágrimas.
Ahora —dijo el profesor— ¿no estás más complacido que si le hubieras hecho una broma?
El joven respondió:
Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré. Ahora entiendo algo que antes no entendía: ES MEJOR DAR QUE RECIBIR.

jueves, 24 de noviembre de 2011

La vida de los otros

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¿Qué mandatos familiares se están apoderando de mis actos? Quien es el que está actuando? A quien estoy imitando?
Dejarse poseer por el espíritu de algún familiar o alguna persona que se está apoderando de mis actos es responsabilidad propia. Quien se deja poseer es uno mismo. Quien le da el poder a un ser cualquiera, sea padre, madre, estrella de rock, abuelo, maestro, amigo, tío, actriz, gobernador o modelo de pasarela, es al fin y al cabo uno mismo. Ya no somos niños ni adolescentes. Ahora si tenemos el control sobre nuestras vidas. Ahora si podemos elegir a que prestarle atención.
Habría que preguntarse ¿Qué mandatos familiares se están apoderando de mis actos? Quien es el que está actuando? A quien estoy imitando? No se trata solo de venderle el alma al diablo, se le puede vender el alma al tío, a un ser encantador, al tipo de la publicidad que veo en la televisión, a un compañero de trabajo, etc. Y gratis! O peor aun, pagando un precio alto. Ser el otro.
Si es mi propia esencia la que está caminando por la vida y es mi corazón el que me está llevando, estaré recorriendo mi propio camino. Malo, bueno, pero mío al fin. Ahora, si el que está dirigiendo mis actos es otro, estoy en problemas.
Puedo tomar consciencia sobre quien es el que se está apoderando de mi? A quien estoy repitiendo? Qué es lo que estoy repitiendo?
Hacer consciente esa inconsciencia puede ser revelador. Identificar la vida de quien estamos viviendo es un paso. Soltar a esa persona de la nuestra, es un salto. Un salto a vivir nuestra propia vida. Y no confundir desprenderse con escapar. Desprenderse es sacar esencialmente lo que está impidiendo que uno sea uno hacia afuera. Escapar será simplemente alejarse del cuerpo físico de quienes creemos que nos están haciendo daño. Primero habrá que soltarlos, luego se alejarán solos porque no tendrán nada que hacer a nuestro lado.

GUSTAVO LEVIN



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martes, 1 de noviembre de 2011

No te hagas daño a ti mismo

No te hagas daño a ti mismo. Aprende a amarte y no contribuyas a la destrucción de la calidad de tu vida. No te permitas arruinarte el día, no bajes tus defensas orgánicas ni disminuyas tu magnetismo personal.
No te permitas emociones negativas o perturbadoras. Emociones o sentimientos como rencor, ira, enojo, celos, envidias, remordimientos, temores, angustias y otros similares arruinan tu existencia. Bajan tus defensas haciéndote más propenso a las enfermedades. Además, atraen personas que tienen las mismas emociones perturbadoras. Tu rostro y tu cuerpo reflejarán una persona derrotada y fracasada, y los demás no te apoyarán.
Procura alimentar tu alma con buenos sentimientos y emociones de alegría y serenidad. Que tu rostro refleje confianza y entusiasmo.

Puede ser que tengas motivos para estar triste o desanimado. Si ese es el caso, repítete mentalmente: “hoy comienzo una nueva vida, hoy me doy una nueva oportunidad”. Luego, puedes seguir impregnándote de emociones positivas: “soy feliz, tengo confianza en mí, soy capaz, cada día tengo más serenidad”. Verás que si te dices estas frases varias veces, tu ánimo comienza a transformarse. La vida comenzará a sonreírte de nuevo y te irá mejor.
NO DEJES QUE NADIE TE HAGA DAÑO, QUE ABUSE DE TI, PORQUE ERES TU QUE ESTAS PERMITIENDO QUE TE DAÑEN BAJO TU CONSENTIMIENTO, ES COMO SI LE DIERAS EL PERMISO PARA QUE ENTRE EN TU VIDA LA TRISTEZA, EL DOLOR, Y LA VIDA COMIENZA CADA AMANECER Y TE SONRIE CADA VEZ QUE VIENE A TU VIDA LAS ALEGRÍAS Y EL AMOR.
ACUERDATE QUE TU CUERPO FISICO ES TU TEMPLO Y TU LENGUAJE CORPORAL Y GESTUAL DIRAN QUIEN ERES TÚ, AMATE MUCHISMO Y TE ASEGURO QUE TE SERA MAS FACÍL AMAR A TU PROJÍMO , RECUERDA HOY MAÑANA, Y SIEMPRE ES UN NUEVO COMIENZO.
ELANGELUS.. MONICA ZERPA